#Noticias || La informalidad se ha vuelto la norma en el país, y en un contexto donde lo improvisado y la falta de ética parecen imponerse, la verdadera rebeldía de los jóvenes es optar por la formalidad: estructurar proyectos, exigir derechos y construir ciudadanía. En este escenario, espacios como los CADE Universitarios, especialmente en sus ediciones descentralizadas en Ica y Loreto, resultan esenciales. Permiten que jóvenes de distintas regiones reflexionen críticamente sobre un sistema que muchas veces sienten distorsionado, mientras dialogan con profesionales que han convertido sus experiencias en modelos posibles de desarrollo.
Estas réplicas descentralizadas generan encuentros transformadores, como escuchar al CEO de Yape explicar cómo la innovación puede impulsar inclusión financiera, o al creador de Nutri H relatar cómo una tesis pensada para ayudar terminó reconociéndose internacionalmente por su impacto social. En un año preelectoral marcado por la desconfianza, acercar liderazgo, inspiración y conversaciones sinceras a regiones diversas es clave. La formalidad se convierte así en el terreno fértil donde empresas y jóvenes pueden construirse mutuamente, fortaleciendo la confianza, ampliando oportunidades y potenciando el rol de casi siete millones de jóvenes que pronto decidirán el rumbo democrático del país.







